Capítulo 4. Reflexión
Habiendo creado ya una realidad bastante completa en detalles y sensaciones, Azam se paraba a menudo a reflexionar sobre su creación, todo lo que ya estaba hecho.
Azamshir es un perfeccionista, así que revisaba todo para comprobar que no fallaba, que todo funcionaba en equilibrio.
Azam estaba muy contento, su nuevo refugio era ahora un lugar apacible, lleno de vida, lo que lo hacía sentir real.
Azamshir seguía creando en su cuaderno. Dentro de su pragmatismo perfeccionista era todo un caótico creativo. Escribía y dibujaba de forma automática miles de ideas diferentes, la mayoría inconexas, es más creador que desarrollador.
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| Dibesfer, el cuaderno de Azamshir |
Eso caracterizaba su obra, la originalidad, la constante renovación. En parte era porque se cansaba de sus creaciones, y en otra porque tenía miedo de estropearlas, un auténtico dilema creativo. Lo que sí le preocupaba era guardar registro de cada idea, un registro firme que las conservara en su estado original por siempre, hasta que quisiera continuarlas o modificarlas.
Azamshir pensó, ¿debe ser este mundo esférico?
Entonces la estrella mayor daría luz a una sola parte del mundo, si quisiera iluminarlo por completo tendría que hacer un ciclo como el sol. Y habría noche y día. "Yo prefiero la sensación de atemporalidad, que siempre haya luz, entonces este mundo debería ser plano. Pero eso le restaría profundidad.
Entonces la estrella mayor daría luz a una sola parte del mundo, si quisiera iluminarlo por completo tendría que hacer un ciclo como el sol. Y habría noche y día. "Yo prefiero la sensación de atemporalidad, que siempre haya luz, entonces este mundo debería ser plano. Pero eso le restaría profundidad.
Ya sé, haré nubes, que se irán moviendo y en algunos lugares hará más sombre debido al movimiento del aire. No, mejor, el mundo será esférico, habrá un ciclo de la estrella mayor. Pero por la noche las estrellas de la galaxia iluminarán leve pero suficientemente la tierra, para que pueda hacerse vida normal.
Incluso habrá una estrella menor, que imitará a la luna y tendrá luz propia. Quizá es demasiado similar a la Tierra, pero de momento me convence. Mejor que un mundo plano. Aunque bueno, ¿que más daría?"
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| Ciudadanos de Ekuatoria |
Así mientras pensaba y daba voz a sus pensamientos el mundo se iba modificando a su parecer, de forma muy natural la realidad se adaptaba a su designio.
Capítulo 5. Invitados especiales
Azamshir conocía gente interesante en la Tierra, con el tiempo cultivó buenas amistades. Pensó que sería bueno invitarles a ver su creación, pero intuía que podían darse muchas situaciones extrañas. ¿Y si esas personas se volvían locas? Ver un mundo, qué digo un mundo, una realidad nueva podía suponerles un fallo de estructura en sus esquemas.
Azamshir pensó en una solución, podía crear un clon de esas personas. Uno permanecería en la Tierra, con lo que no desaparecería por completo, y su clon podía visitar Ekuatoria, si no les gustaba podían simplemente desaparecer, y si les gustaba quizá pudieran quedarse por siempre.
¿Quizá estaba atrapando a esos clones? Al fin y al cabo esos seres con identidad propia no podrían volver nunca. Tal vez debería hacérselo saber así antes. Así que habló con Marcos.
—Marcos, he creado una nueva realidad.
—Ya veo, ¿Y de qué se trata?
—Es una realidad nueva completamente creada por mí, se trata de un lugar apacible. Relajación e inspiración es todo lo que encontrarás allí. Allí no existe ni el dolor.
—Suena maravilloso, sé que eres un artista, será un lugar bonito.
—Eso creo, y me gustaría que lo conocieras.
—Sí, claro, me encantaría. —Se emocionaba.—
—Pero temo que no seas capaz de asimilarlo. Tal vez no sea algo concebible para ti y pierdas la cordura. He pensado en crear un clon tuyo, exactamente igual a ti, para traerlo allí.
Marcos empezaba a asustarse, ¿tanto podría traumatizarle Ekuatoria?
—¿Un clon, y qué pasará conmigo?
—Borraré tu memoria. Entonces, si el clon disfruta Equatoria y decide quedarse allí por siempre, podrá hacerlo, yo estaré encantado. Si de lo contrario no le gusta y quiere volver, simplemente lo haré desaparecer. En cualquier caso a ti te borraré la memoria de todo ésto.
—Jolín, yo quisiera conocerla, y llevarme esa experiencia por siempre, incluso si volviera aquí.
—Ésto lo hago para no poner en peligro Equatoria, no quiero que sea conocida a nivel mundial, no sé que situaciones podrían darse. Alomejor la gente te tomaría por loco, pero no quisiera arriesgarme y que pudieras hablar de ésto. Incluso la propia experiencia de haber estado allí cambiaría por completo tu forma de pensar. Quizá para bien, quizá para mal. ¿Debería aceptar esa responsabilidad?
—Azamshir... —Serenaba su voz para transmitir seguridad.— Nos conocemos de hace ya mucho. Realmente confío en ti, y tú deberías confiar en mi también. No creo que pase nada por visitar Equatoria un rato.
—Durante ese tiempo desaparecerás de esta realidad, ¿qué piensas hacer con aquella gente que te conoce o te espera?
—Bueno, ¿qué te parece un viaje de una hora? Ahora tengo tiempo libre.
—Toma este libro, cuando lo leas llámame, vendré enseguida. Es un libro sobre Ekuatoria, todo sobre lo que allí he ido creando hasta ahora. Tal vez así te hagas una idea, y puedas pensarlo mejor.
—Genial, es una buena idea Azam. Lo leeré.
—Fantástico Marcos, bueno, no quiero robarte más tiempo. Ha sido un placer verte.
—Y charlar, como siempre Azamshir, un abrazo. Te espero pronto.
—Así sea. —Sonrió y se despidieron con un abrazo sincero.—
Azamshir se transformó en un halcón blanco platino y se fue volando por la ventana hasta desaparecer. El libro encima del escritorio de Marcos titulaba: Reino de Equatoria.
Capítulo 6. Organización
Azamshir volvió a Equatoria. Se sentía en paz con su creación, aspiró y observó. Estaba quedando genial, un auténtico paraíso, todos los paisajes, los mares, las montañas, las dunas del Desierto Rosado, las montañas mina de Kalzi.
Pensó que sería un lugar perfecto para visitar para cualquier persona, sobretodo para sus amigos e invitados especiales.
Entonces surgió en él la necesidad de organizar. Tengo que limpiar un poco la habitación si van a venir invitados. Fue levitando hasta el Palacio, se dirigió a la biblioteca oval. Allí estaban todos sus libros y archivos de todo cuando constaba en Equatoria, incluso aquello que estaba por constar.
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| Azamshir se vuelve voluble |
Era también un punto interesante para cualquier desconocedor, allí podía empaparse de toda la información sobre esta realidad. Así que echó un repaso del archivo. Apareció Kreatore.
—Kreatore, ¿cómo estás?
—Bien Azamshir, ¿Y tú?
—Me alegro, bien también. He pensado en traer a un invitado, es de la realidad común.
—Vaya, qué novedad. ¿Cuando vendrá?
—No lo sé, aun estoy pensando en las consecuencias, es un buen amigo, pero un humano al fin y al cabo. Le he dado un libro en el que explico todos los detalles de Ekuatoria, así puede hacerse una idea.
—Genial, así sabrá qué esperarse.
—Sí. Espero que sí.
—Azamshir, estás muy a gusto en esa realidad. ¿Por qué has vuelto a ésta?
—Supongo que todo se echa de menos, y bueno, enfin, de aquí he aprendido todo lo que sé, todo lo que he hecho en esa realidad es dar vueltas sobre mi propia realidad. ¿Y si necesitamos compartir la realidad para sobrevivir? Quizá está muy profundo en nuestra naturaleza.
—No lo sé, pero allí has hecho un paraíso. Incluso has creado gente con el que compartirlo, sin embargo... ¿te sientes solo?
—Solo y cruel, por sentirme así acompañado de mis amigos de allí. Yo los creé, pero a cado rato siento que los someto, incluso tratando de ser lo más permisivo que pueda. Los quiero y los protejo, no sé, eso quizá me da otro estátus en la relación a ellos.
—Ya...
—Sin embargo, los humanos hemos nacido en una supuesta libertad, desde lejos se me antoja divina.
Esa fuerza, esa voluntad tan frágil es para mí la más valiosa de las cualidades de las que puede disponer un ser vivo.
—Qué intenso te pones, pero sí. Imagino que bueno... Debe ser agotador eso de ser Dios de tu propia realidad.
—Se me antoja la mortalidad a menudo. Pero puedo hacer que la tengo sin tenerla, puedo jugar así con la realidad.
—¿Y por qué no llevas a la gente de la Tierra a verla? Creo que mucha gente querría vivir en un sitio así.
—Lo haré.
Azamshir se dio la vuelta y giró 360 su planteamiento sobre traer invitados a Ekuatoria.
Tiempo después.
—Azamshir, estás muy a gusto en esa realidad. ¿Por qué has vuelto a ésta?
—Supongo que todo se echa de menos, y bueno, enfin, de aquí he aprendido todo lo que sé, todo lo que he hecho en esa realidad es dar vueltas sobre mi propia realidad. ¿Y si necesitamos compartir la realidad para sobrevivir? Quizá está muy profundo en nuestra naturaleza.
—No lo sé, pero allí has hecho un paraíso. Incluso has creado gente con el que compartirlo, sin embargo... ¿te sientes solo?
—Solo y cruel, por sentirme así acompañado de mis amigos de allí. Yo los creé, pero a cado rato siento que los someto, incluso tratando de ser lo más permisivo que pueda. Los quiero y los protejo, no sé, eso quizá me da otro estátus en la relación a ellos.
—Ya...
—Sin embargo, los humanos hemos nacido en una supuesta libertad, desde lejos se me antoja divina.
Esa fuerza, esa voluntad tan frágil es para mí la más valiosa de las cualidades de las que puede disponer un ser vivo.
—Qué intenso te pones, pero sí. Imagino que bueno... Debe ser agotador eso de ser Dios de tu propia realidad.
—Se me antoja la mortalidad a menudo. Pero puedo hacer que la tengo sin tenerla, puedo jugar así con la realidad.
—¿Y por qué no llevas a la gente de la Tierra a verla? Creo que mucha gente querría vivir en un sitio así.
—Lo haré.
Azamshir se dio la vuelta y giró 360 su planteamiento sobre traer invitados a Ekuatoria.
8 de septiembre de 2019 - Fer Minero